EL HUEVO, UN ALIMENTO SALUDABLE

Calidad

Desde tiempos muy antiguos, el huevo ha estado presente en la alimentación de la humanidad.

Se lo considera un símbolo de vida y un alimento protector. Aporta una gran cantidad y calidad de macronutrientes que nos protegen de enfermedades por su carencia.Tanto es así que la FAO (Organización de las Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación) lo reconoce como uno de los alimentos más nutritivos de la naturaleza. Por eso se entiende, que el huevo esté presente en la mayoría de las cocinas hogareñas y en infinidad de recetas.


Nutricionalmente nos aporta: proteínas animales, grasas mono insaturadas y saturadas, colesterol, vitaminas del complejo B (B2 y B12), vitamina A y D; minerales, como selenio, fósforo, zinc y hierro y fitoquímicos.

Los especialistas recomiendan consumir un huevo todos los días (a menos que el médico cardiólogo o nutricionista indique otra frecuencia de consumo).
 
A continuación detallamos algunos tips para comprobar la frescura de un huevo:
 

  • Los huevos frescos se hunden en un vaso de agua. A medida que pasan los días, se va evaporando parte del agua que contienen por los poros de su cáscara. Esto hace que aumente la cámara de aire que hay en el interior y flotan más.

 

  • Una vez rota la cáscara, es la posición de la yema y de la clara del huevo la que indica si el producto es fresco. La yema de un huevo fresco es densa, bien centrada en la clara, quedando compacta al freír o cocinar. Con el paso del tiempo, esta yema queda menos globosa y se desplaza a un lado. 

 

Buenas prácticas en el manejo del huevo como alimento:
 

  • Conservación adecuada: Los huevos deben conservarse siempre entre 7 y 15ºC, por tanto no es necesario colocarlos en la heladera si la temperatura ambiente se encuentra dentro de esos valores. En épocas en las cuales la temperatura es mayor es recomendable colocarlos en la puerta de la heladera. 

 

  • Lavado de la cáscara: La cáscara de los huevos está cubierta por una película, que actúa de barrera protectora, por lo cual se aconseja no lavarlos. Lo aconsejable es consumir sólo aquellos que estén con su cáscara bien limpia y no rota. Se pueden cepillar antes de guardar y a la hora de prepararlos y consumirlos, no romperlos en el mismo recipiente donde se prepara la comida. También se pueden lavar, pero sólo al momento de consumirlos.

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